Veinte días.
Ese era el tiempo exacto desde la última vez que había visto a Daylon. Desde ese beso. Desde esa absurda discusión que me dejó con más preguntas que respuestas.
Veinte días en los que él se había dedicado a trabajar como si nada hubiera pasado. Veinte días en los que Félix desapareció del mapa. Veinte días en los que Mia finalmente se mudó a la ciudad, lo que al menos me daba la sensación de que no estaba completamente sola en este enredo.
Y aquí estaba yo, en la entrada de un elegante restaurante, esperando para conocer a un nuevo socio de la empresa. Porque claro, mi "importante" cargo en la compañía solo existía cuando había un socio nuevo que conocer, y cuando Daylon lo aprobaba, porque si no… pues nada, yo solo era la dama de compañía empresarial.
"Dama de compañía empresarial."
Qué deprimente.
La puerta del restaurante se abrió y un hombre alto, con un porte impecable y una sonrisa de comercial de pasta dental, entró como si el mundo le perteneciera.
—Lylah Min —dij