¡Hola! Gracias por continuar leyendo Fraude Matrimonial. Ayer no pude actualizar, pero te dejo el capítulo planeado y más tarde traigo para ti el que pertenece a Hoy. ¡GRACIAS!
—¡¿Qué crees que haces?! —Adam miró a su padre con ojos enfebrecidos.Apretó mi mano con la suya con exceso de fuerza, claramente disgustado con la sorpresa que teníamos enfrente. Delante de nosotros, al lado de Dominic Baker, su guapa exmujer nos miraba con ojos chispeantes, sosteniendo una copa con la mano izquierda y apoyando el brazo derecho en el brazo de su exsuegro.—¿Me dirás a quién debo abrirle las puertas de mi casa? —inquirió su padre con disgusto y severidad.Miró a Sabine y le palmeó con cariño la mano, que se sujetaba a su brazo.—Fue mi hija por 7 años. Además, ella fue quién vino y me recordó esa fecha. Incluso organizó esta cena para todos.¿Fecha? Confundida, alcé los ojos, justo a tiempo para ver la mandíbula de Adam cerrarse fuertemente y desplazar una mirada iracunda hacía su ex.—¿Tú armaste este teatro? —le preguntó frunciendo los labios.Sabine se encogió de hombros y ablandó su mirada.—He celebrado contigo este día cada año, desde que nos conocimos. Y solías
Mientras Dominic resoplaba con el rostro enrojecido, Adam lentamente se llevó una mano a la mejilla, donde su padre le acababa de pintar los dedos al abofetearlo. Se tocó la cara con expresión asombrada, antes de mirar al techo y emitir una profunda exhalación, luego una risita breve, llena de incredulidad.—Te advertí que nunca volvieras a golpearme.Con una cara apática, miró a Sabine levantar el bastón y entregárselo a su padre. Este lo tomo con un arrebato enfurecido.—¡Muchacho estúpido! ¡Eres un desvergonzado! —le reprochó Dominic, llevándose una mano al pecho y pasando otra vez al pálido—. ¡Ojala... no fueses... mi hijo! ¡Bastardo! Al ver como el pobre hombre perdía fuerzas, la preocupación cambió mi semblante y traté de ir a ayudarlo, pero antes de poder dar medio paso, Adam me sujetó del brazo y me retuvo. Miró como su padre se tambaleaba, pero no había angustia o siquiera lástima, solo una nada escalofriante en su mirada.—¡Dios, Dominic! —fue Sabine quién lo ayudó a sentars
Durante la madrugada, desperté a mitad del sueño. Con el cabello aún húmedo por la ducha que había tomado hacía pocas horas, giré en la cama y por simple costumbre, traté de volver al sueño abrazándome a mi esposo.Pero mi brazo cayó sobre las sabanas frías. Entonces entreabrí los ojos y me senté bostezando, viendo el espacio vacío a mi lado con el entrecejo fruncido. Al alzar la vista, vi que la puerta de la habitación estaba abierta. Intrigada, me envolví en una sabana y me asomé al oscuro pasillo.Al principio no vi ni oí nada, hasta que abruptamente un golpe seco cortó el silencio y me hizo dar un brinco. Parecía que alguien acababa de romper algo.—Más te vale no mencionarlo nunca —advirtió una voz con claro malestar.¿Era Adam? Di un paso al pasillo, justo a tiempo para verlo salir de una habitación en el otro extremo del largo pasillo. Me vio parada en la oscuridad, se detuvo y se quedó paralizado. —¿Estás bien? —murmuré, apretando la sabana por encima de mis pechos, comenzand
—¿Así que llegaste tan lejos?En el sofá, Sabine sonrió, disfrutando haber tenido siempre la razón. A su lado, Adam continuaba con la cabeza gacha, sujetándose la cabeza y atormentando por lo ruin que era en realidad.Yo por mi parte, estaba en un total estado de aturdimiento. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas, incesantes, pero a mi cerebro le costaba procesar que todo eso fuese cierto. No lo quería creer, me negaba a aceptar esa escalofriante verdad como una realidad.—Mira que embarazarla sin que ella lo supiese, forzarla a llevar a tu hijo.... De verdad no tienes ni un gramo de límite moral.Con gusto, bebió de su vaso. Me pasé el brazo por los ojos y limpié mis lágrimas, aunque yo seguía sollozando. Entretanto, Adam al fin irguió la cabeza y tomó una profunda respiración. Lo miré y lo vi lanzarle una mirada iracunda a su ex.—Ahora es tu turno, ya le revelé lo desgraciado que soy. Es momento de que hables y me digas qué quieres para seguir manteniendo confidencial nuestro co
Me levanté con sumo cuidado del piso, mirando el rostro sonrojado de Sean, de pie en la puerta. Estaba ebrio, perdido totalmente.—F-fui a buscarte al trabajo —me costaba hablar.Sean medio sonrió, irónico. Alzó la bolsa con cervezas a la vez que levantaba una ceja.—Fui despedido, ¿ya lo olvidaste? Tu marido me mandó a la calle.Apreté los labios, recordando que eso había pasado, incluso yo estaba allí cuando Adam despidió a Sean. Pero la ansiedad por verlo y saber sobre esas fotos había nublado mis recuerdos.—Es cierto...—No le bastó con arrebatarme a mi novia, ¿verdad? Lo quiere todo de mí —dijo amargamente, dando un tambaleante paso al interior de la habitación.Un paso que yo retrocedí, y que por accidente me llevó a pisar los documentos que había esparcido en todo el piso a causa de mi desesperación ciega. Los papeles crujieron bajo mis pies, atrayendo la difícil atención de Sean.Miró las fotos, luego frunció el ceño, pero terminó sonriendo.—Ya veo, estás aquí por esto. Pensé
—Hanny, yo.... no quería.... Lo siento.El dolor se volvía a cada momento más insoportable, tanto que quise gritar, pero solo estiré con esfuerzo una mano hacía Sean.—Sean...Él se alejó dos pasos de mí, nervioso.—Hannah, perdón...Dejé caer la mano y, apoyándome en los codos, intenté levantarme por mi cuenta. Emití un quejido mientras sudaba frío, ahora ya me había olvidado de todo, de mis sentimientos heridos e incluso de mi miedo a Sean, mi mente estaba paralizada en una sola preocupación: ese bebé.—Sean... —repetí, buscando su ayuda.Necesitaba ir a un hospital, asegurarme de que nada grave le ocurriera al bebé dentro de mí, pero no podía salir de allí por mi cuenta.—No puedo, Hannah.Con conmoción, lo observé pasarse una mano por el cabello y mirar en torno, antes de enfocarse en las llaves de su auto en la entrada. Las tomó, junto a su chaqueta. Pasó a mi lado, negándose a verme.—Espero lo logres —dijo abriendo la puerta y yéndose deprisa, dejándome sola.Aunque el dolor ape
"La duración del matrimonio será indefinida, Hannah. No pretendo divorciarme de usted, al menos, no en muchos años. Yo no cometería el terrible error de quitar mi sello de propiedad de la mujer que quiero".Adam Baker lo había planeado todo con una meticulosidad escalofriante; desde la propuesta para que durmiera con él, el maravilloso viaje que hicimos a Montreal, incluso mi "accidental" embarazo, tenían como objetivo tenderme una dulce trampa y hacerme caer entre las cuerdas de ese matrimonio. ¿Por qué? ¿De dónde partía su obsesión y desde qué momento?—Quiero el divorcio, Adam —murmuré desde la cama, mirándolo recoger mis pocas pertenencias de la habitación.Ya me habían dado el alta, el bebé estaba libre de cualquier peligro y lo único que tendría qué hacer de allí en adelante, sería quedarme en cama cerca de 2 meses y medio, hasta el nacimiento.—Por favor, por favor... —le rogué siguiéndolo con mirada suplicante y siendo ignorada magistralmente—. Solo cédeme el divorcio, no te p
Me forcé a creer que acostarme con él era parte de un sueño, uno muy real, porque de otra forma hubiese sido imposible tener intimidad con un hombre que acababa de engañarme con otra.—... Adam... —gemí su nombre, con los sentidos a flor de piel.Sonrojada, jadeé mirándolo debajo de mí, observándolo mirarme con una mirada que se nublaba por el placer que yo deliberadamente le provocaba. Todo mi cuerpo se sentía tan caliente, ardía mientras me movía sobre él, apoyando las manos en su pecho y cuidando de no llevar eso demasiado lejos.Las manos de Adam se mantenían en mis caderas, ansioso por ir más rápido, pero reprimiéndose con admirable esfuerzo. Se limitaba a mirarme llevar el control, apenas empujaba las caderas y me acariciaba de vez en cuanto, como un niño incapaz de quitar las manos de su juguete favorito, recién descubierto.—Te amo —dijo con voz entrecortada al incorporarse sobre los codos, hambriento por más—. Te amo como loco, amor.Lamió mis labios, antes de sumergirme en un