La inquietud me consumió durante toda esa tarde y a cada segundo revisaba la hora, solo para ver cómo la cita con Sean se acercaba. ¿Debería acudir y tratar de resolver el problema yo misma? ¿O debería esperar a mi marido y contarle todo para que él se encargara?
Sin embargo, la advertencia de mi suegro me hizo dudar; él no quería que yo causara problemas y agravara la situación, y eso incluía aquel contrato que Sean quería revelar. Además, ¿Adam no tenía suficiente ya con todos esos graves problemas con su exmujer? ¿Debería yo ponerle otra carga?
Cuando llegaron las 9 de la noche y solo faltaba una hora para la reunión, llevé a Ethan a la cuna y me abrigué para salir, con la esperanza de lograr que Sean desistiera. Cerré la puerta de la habitación cuidadosamente y avancé de puntillas por el pasillo, en dirección a la salida.
Aunque no fui lo suficientemente silenciosa.
—Hannah —Antony apareció de la nada—. Su marido ya llegó a casa. Está en la sala con el abogado John. ¿A dónde va u