Leí brevemente el resultado de la prueba de ADN entre mi esposo y la bebé de Sabine, y cuando me quedó claro el resultado, desplacé mi atención a la adorable niña en la cuna, un año mayor a Ethan. Intuí lo poco que le agradaría a mi esposo enterarse de ese resultado.
Sabine se volvió hacia la cuna y tomó a su hija en brazos, para cargarla y sonreírle.
—Esta niña sí lleva la sangre de mi exmarido, Hannah. ¿Ahora es lo suficientemente claro?
La besó como si de verdad la amara, y yo miré a la pequeña detenidamente. Aunque no logré hallarle ningún parecido a mi esposo, la bebé tenía el cabello negro de Sabine y agudos ojos grises, justo como ella. ¿Pero acaso la prueba mentía? No, era clara y definitiva.
—Adam ya no podrá negarse a darme la pensión que exijo y el apellido de su familia para Zoé. Mi hija es una Baker, igual que tu hijo, Hannah—me miró con expresión competitiva—. Si muere el viejo Dominic y le hereda su fortuna a tu mocoso, Zoé podrá pelear por ella.
Hice una mueca y la igno