Sabía que era capaz, pero aun así me sorprendí mucho cuando, apenas desperté, me encontré con cientos de tabloides y noticias en internet, hablando sobre la razón de que el matrimonio de Adam Baker se hubiese fracturado. El encabezado de cada nota era INFIDELIDAD, y mostraban las mismas fotos que Israel me había llevado.
Todo mundo hablaba del encuentro de mi esposo y Alexandra en el resort, diciendo que el viaje fue una jugada de ambos para estar juntos, pero que acabó mal cuando yo, la esposa, los descubrí. Hablaban sobre mis bebés, diciendo que ni siquiera dándole dos hijos a un hombre rico, yo, una chica común, había logrado atar a ese magnate. Y, por supuesto, la última foto era la novedad y de lo que más se comentaba, diciendo que, aunque yo ya los había descubierto, la amante descarada visitaba al ejecutivo casado en otra casa para mantener "encuentros casuales".
Mientras le daba de comer a mi hija, desplazando el dedo por la pantalla de mi celular, fue inevitable que no termina