Diego levantó la vista y vio a Bella, acompañada de Joaquín y Ezequiel.
Esta noche, para la cena de bienvenida, Vicente había dejado claro que solo serían ellos cuatro. Al final de la velada, Diego llevaría a Irene y Vicente a Estrella. ¡Qué buena oportunidad!
Pero, ¿por qué estaba Bella allí? Y además, ¿por qué traía a esos dos hombres? Nadie era de su agrado.
—¡Bebé! —exclamó Irene al girarse y verlos, levantando la mano para saludarlos.
Las dos chicas parecían no haberse visto en días, se abrazaron efusivamente, y luego Bella tomó el brazo de Irene y entraron juntas.
—Ire. —no pudo evitar quejar Diego.
—¿Qué pasa? —respondió Irene al volverse.
—¿Ellos también vienen? —Diego miró a Joaquín y Ezequiel con desconfianza.
—¡Mira qué tacaño! —Bella intervino rápidamente—. Ellos no vienen, solo están aquí para hacer negocios, justo en el mismo hotel.
¿Justo? Diego no se lo creía. Especialmente con la mirada desafiante de Ezequiel, su desconfianza solo aumentó. Sin embargo, no podía decir n