En los días siguientes, Irene se sumió en el trabajo nuevamente. Cada día, Diego aprovechaba los momentos que pasaba llevando a Feli para verla un rato.
La veía con un rostro cansado y le dolía el corazón, pero no podía hacer nada por ella. Con la carga de trabajo que tenía, aunque antes habían acordado asistir a una reunión, si Irene no quería ir, incluso si ella insistía, Diego la rechazaría para no hacerla sentir más agotada.
Sin embargo, Joaquín lo llamó un día: —¿Tienes buena relación con Justino?
—Es solo una colaboración profesional; no hay amistad entre nosotros. —respondió Diego.
—Mañana llevaré a Bella a conocerlo. Si no tienes nada que hacer, ¿puedes traer a Irene? Hacer buenas relaciones nunca está de más.
Diego sabía que Joaquín tenía buenas intenciones.
—Puedo ir, pero es que Ire... está muy cansada últimamente y tiene mucho trabajo. —dijo Diego.
—Incluso si está muy ocupado, también necesita comer, ¿no? No es un compromiso formal, solo será una cena, y se irá en una o do