Estos días, Irene, entre el trabajo y cuidar a su hijo, se sentía realmente cansada. Feli, aunque era comprensivo, siempre quería estar cerca de ella.
Ahora que su hijo había sido llevado por Estrella, Irene se sentía inquieta después de haber hablado un rato con Bella.
—¿Qué pasa? —le preguntó Bella—. ¿No te sientes bien?
—No. —Irene se frotó la frente—. Voy a llamar a Estrellita para ver cómo están, quiero ir a buscar a Feli.
—Eres un alma trabajadora, apenas descansas y ya te preocupas... eh, nadie contesta el teléfono de Estrellita. —Bella bromeó mientras revisaba su celular.
El teléfono sonó varias veces, pero solo había tono de llamada.
—¿Quizás está ocupada? —Irene también tomó su teléfono—. Voy a mandarle un mensaje... mejor, vamos a su estudio.
Las dos llegaron rápidamente al estudio de Estrella, pero se dieron cuenta de que Estrella no había vuelto.
¡Imposible! ¡Estrella llevaba al menos dos horas con Félix! ¿No sería suficiente tiempo para llegar del hogar de Irene al estudi