Capítulo 027. La hiena.
~Tres meses después~
La gran Hacienda Rochat era un caos exquisitamente orquestado. En el aire flotaba la tensión vibrante de los preparativos. Las criadas se movían como fantasmas, sus pasos eran rápidos y silenciosos mientras corrían de un lado a otro con ramos de rosas blancas y arreglos en tonos palo rosa y dorado. En la cocina, el chef gesticulaba con autoridad, supervisando la creación de bocadillos delicados y el plato principal. Todo el caserón estaba en un frenesí de movimiento, una sinfonía de anticipación bajo la mirada atenta y fría de Zelda Rochat, que observaba desde su balcón con un cigarrillo encendido, su humo se mezclaba con la brisa de la mañana.
—Madre, todo está listo. Los Reymond ya llegaron —anunció Isaak, irrumpiendo en la habitación con la urgencia que caracterizaba sus movimientos.
Zelda dio una calada larga a su cigarrillo, exhalando una espesa nube de humo antes de responder con una voz firme y gélida.
—Excelente. Hagamos esto de una vez. ¿Y dónde es