12. ¿Tienes una hija?
— ¿Duele? — le preguntó Cassio mientras acariciaba con un apósito húmedo en alcohol la herida en la esquina de la ceja.
— Sí — murmuró con un débil quejido y pasó saliva —, pero por favor termina cuanto antes.
Llevaban demasiados minutos cerca del otro y Kat no sabía por cuanto tiempo iba a resistir. Su cuerpo ya había comenzado a reaccionar y no le gustaba para nada lo que estaba sintiendo en ese momento.
Cassio sonrió y ocultó un mechoncito rebelde detrás de la oreja femenina.
— Sigues siento tan hermosa como cuando te conocí, Kat — le confesó, y le pareció divertido la forma en la que sus mejillas se sonrojaban.
— Y tú sigues siendo tan…
— ¿Tan qué? — Cassio dejó lo que estaba haciendo para dedicarse únicamente a admirarla — Dímelo, ¿tan qué?
Su voz seductora y varonil siempre la ponía fatal, y no sabía si lo odiaba a él o a sí misma por eso.
— Tan nada, y si ya terminaste, apártate y salgamos de aquí — dijo con tono seco —. Tienes una entrevista que dar y yo unas cuantas páginas q