Una maldición, de esa manera podía llamar mi matrimonio, con Calix Elrod. El hombre que con solo señalar con su dedo cuando éramos solo un par de niños me llevo a la desdicha de ser su esposa, por lo menos eso considere, hasta el momento que lo enfrente y llena de alivio y odio, pedí por fin mi tan merecido divorcio. Pero entonces, ¿Por qué este molesto hombre no me deja tranquila? ¿Hijos? ¿Un matrimonio normal? No, eso jamás lo permitiré con aquel hombre infame que me engaña con toda mujer dispuesta a estar con él. Aunque si me ofrece una manera de ser la mujer que siempre soñé, tal vez, solo tal vez, quiera cooperar con él, solo con el único objetivo, de ser libre algún día, de lograr vivir en paz, de tener lo que nunca tuve a su lado, amor y libertad, un sueño único que desde mi infancia parecía ser que me habían prohibido.
Ler mais― ¿Escuchaste? Sí… Él la engaña y ella actúa como si nada…
― ¿Qué es lo que lleva puesto? Ella es tan degradable
―No te imaginas cuanto la odio, no es más que una mujer engreída por su estatus, que tiene atando a nuestro hermoso y valiente capitán…
―Es cierto, no merece más que todo lo que le sucede, ¿no lo crees?
― Si tienes razón, es lo de menos, después de todo, ellos solo están casados por una unión familiar, el gran capitán de la marina solo está con ella porque su familia se lo exige.
― ¿De verdad?
―Si…
Las risas no tardaron en llegar, mientras que yo solo caminé por los pasillos, lo hice con toda la tranquilidad del mundo, con mi cabeza muy en alto y observando a todos con una superioridad absoluta.
Lo hice hasta que el ruido acabo y lo vi ahí a él, mi esposo, el hombre que solo me había atado a una vida llena de tantas cosas degradables.
Uno que solo me causaba no más que degrado de ver y que odiaba con todo mi corazón, mientras que él parecía mostrarse de la misma manera hacia mí.
¿Por qué estábamos juntos? Esa era la pregunta que se hacían muchos, mientras que la respuesta era más que clara, lo estábamos debido a una unión injusta de parte de nuestras familias.
O mejor dicho de parte de su familia, pues la mía, se mostró renuente desde el inicio.
Lo hacíamos, porque al final de cuentas, había sido elección de parte de la familia Elrod y de mi esposo, cuando éramos solo niños.
Porque según él, yo era una niña linda y quería casarse conmigo, por mi hermoso rostro, justamente la sentencia que me acompañaba hasta este preciso instante.
―Capitán… En verdad, usted es uno de los hombres que más admiramos, ha logrado tantas hazañas, ha hecho tantas cosas que son dignas de admirar.
―Solo he cumplido con mi deber, no es como si fuese algo digno de alagar.
Ella pasó su mano por su rostro, lo observo con una mirada cargada de tanto amor y admiración, mientras que él, parecía no estar incómodo con aquello.
Solo le sonrió y tomo su mano, dándole un casto beso a la palma de su mano y la observo como si fuese un mundo entero por descubrir.
―No puedo creer que este atado a una mujer como aquella, no puedo creer simplemente que su vida sea tan miserable, si usted acaba con su matrimonio, yo me encargaré de hacerle la vida más fácil, me encargaré de hacerlo sentir una y mil cosas.
Ella pasó su mano por su uniforme blanco, mientras que él mostró una pequeña sonrisa, parecía encantado con sus palabras.
¿A cuántas había engañado de aquella manera? Era tan lamentable este hombre que, al final de cuentas, solo me causaba lástima.
―Me siento halagado, la verdad es que una mujer tan hermosa como tú me diga algo como esto, que me haga sentir como tú lo haces, solo me hace pensar que tengo una y mil posibilidades…
Ella sonrió, lo atrajo hacia ella y lo beso con un deseo digno de admirar, mientras que yo observaba todo en silencio.
Era curioso, estaba tan ensimismados en lo que pasaba entre ellos, que no habían notado siquiera, que tenían público presente.
―Me gusta mucho capitán, me gusta demasiado, tanto que no me importa lo que ocurra, solo quiero que me haga suya…
Él la presionó con una más fuerza contra la pared, parecía ser que lo harían ahí mismo, sin importarles si los veían o no.
Era muy típico, al parecer, de este, sobre todo, porque solía ser la comidilla de todos, el capitán con una vida sexual lo bastante conocida.
Como para llegar a mis oídos, debía ser demasiado estúpida para no saber que todas aquellas mujeres que solía burlarse de mí.
Habían sido amantes de mi prometido, por lo que solo mostré una pequeña sonrisa, observé la situación y cuando estos se besaban con más fervor.
Escuche mi nombre, un poco antes de que lograr siquiera interrumpirlos, para no continuar viendo semejante acto tan banal.
―Tu esposa no es más que una mujer estúpida, deberías dejarla capitán, hacerme tuya para siempre, debería entender que esa mujer no te llega ni a los talones, ella solo es una chica con ropa horrible, con una belleza común, ¿sabes el apodo que le tienen? La llaman el cuervo, ¿qué clase de mujer como esa? Puede estar con usted, en cambio, usted… Usted es el hombre más hermoso que he visto en mi vida y yo…
Pero él la calló, lo hizo con un beso fogoso, se pegó más a ella y esta dio un gemido, mientras que yo di una pequeña sonrisa.
Hice un pequeño ruido con la garganta y los dos rostros me observaron fijamente, aquellos que me observaron con tanta sorpresa.
Note el rostro de Calix Elrod, mi esposo, el capitán de la brigada de marines de la Grecia, más exactos de la playa de Navagio.
Una de aquellas que eran llenas de paz, gracias a este niño rico, que jugaba a ser el gran capitán, cuando no era más que un descarado, que le encantaba meterse en las faldas de las mujeres.
―Señora Dagón…
De hecho, ese era mi apellido de soltera, pero quien era yo para corregirla, solo era la esposa del hombre con el que ella parecía estar a punto de tener sexo en un pasillo.
Sonreí hacia la chica, aquella que inicio a temblar, y parecía estar preocupada, más cuando había labial en el cuello y boca de mi esposo.
Aquel que me observaba sin perder un solo segundo cada uno de mis movimientos ¿Qué pensaba? ¿Qué haría un gran drama y lloraría?
¿Qué me mostraría como si fuese no más que una niña ante su engaño? Pobre hombre ridículo, los observe y note como aquella arreglaba su pequeño vestido.
Como parecía estar a punto de escapar, y como Elrod, solo daba un paso atrás un poco incómodo, como él daba espacio para que ella pudiese ir y se limpiaba de manera disimulada y arreglaba su uniforme.
Observe como esta corría hacia lo que parecía ser el lado contrario, por lo menos lo intento hasta que escucho mi voz.
―De aquel lado no hay salida señorita…
Ella detuvo sus pasos, mostró un gesto amargo y avergonzado, observo hacia mi espalda, como si buscara una salida, mientras que yo.
Solo di un paso al lado, uno que esperaba que viera como una muestra que podía solo marcharse sin más, pues yo no le haría nada.
Algo que pareció comprender, pues aquella corrió, lo hizo con tanta prisa que me sorprendió, más cuando a penas y pude notar que había pasado a mi costado.
Di una pequeña sonrisa y negué con la cabeza completamente divertida y su voz logrando sacarme de mi pequeño rato de diversión.
― ¿Te diviertes? No tienes que hacer un drama, puedo explicarte…
―No necesito que me expliques Elrod, creo que lo que acabo de ver y escuchar es más que suficiente para sacar una conclusión.
―Sé muy bien que estás llegando a sentirte mal por la situación, que yo…
―No, no me importa, la verdad es que es de esperarse de tu parte, acepto que es la primera vez que te veo, pero no es nada nuevo para mí…
― ¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Ya lo sabías?
Este hombre patético, tan llevado de su virilidad, parecía que no tenía un solo pensamiento en su cerebro, pobre, era hueco allí arriba, al parecer.
Sonreí con sorna ante sus palabras mientras me preguntaba, ¿desde cuándo él creía que yo estaba enmarada de él?
Si soportaba todo esto, no era por amor, era por mi palabra, por las de mis padres, y ahora ya no había nada que me atara a él.
Ahora era completamente libre y eso he de decir que lo agradezco.
―Tú no me importas para nada Calix Elrod, tú no eres de importancia, mucho menos lo que llegues hacer…
― ¿De qué hablas Calíope? ¿A qué va todo esto?
Él me observó fijamente, parecía estar tenso y parecía esperar algo de mi parte, por lo que sonreí con una expresión tranquila.
Y hable con un tono que seguramente él jamás esperó.
―Quiero el divorcio
Calíope― ¿Has visto a Cassi?Pase cerca de las mujeres de la sociedad, aquellas que hablaban animadamente, mientras celebraran como siempre la fiesta de la sirena.Aquellas que cada año, sin duda era una de las famosas, incluso llegando a ser reconocidas por el mundo entero, debido a la gran fiesta de gala de la sociedad.Mientras yo observaba a los costados, la señora de Hestia me sonrió un poco divertida y observo a la costa, un poco intrigada, pues seguramente a ella le pasaba lo mismo que yo.No aviamos visto a Cassi desde hace un tiempo y eso no podíamos lo suficiente nerviosas, como para pensar lo peor.―Hace mucho, no la veo, lo lamento señora Elrod, ¿tal vez juega con niños de su edad?― ¿Niños de su edad? ¿Qué niños de su edad? ¿Conoces a uno siquiera?La mujer negó con la cabeza y aquello me asustó un poco más, me aleje aún poco de ella y camine en medio de todo el lugar.Todo con el afán de encontrar a Cassi.Pero no lo conseguía y ya estaba llegando al puto de enloquecerm
Atlas―sé que está enojado cariño, pero no tienes porque, no tienes por qué sentirte tan acomplejado si lo piensas bien, ella lo hizo por tu bien, por el bien de los― ¿Cómo puedes decir algo como eso? Me acaban de echar de mi trabajo, y ahora no sé qué hacer con mi vida ahora…―por favor, no seas tan fatídico, ¿Cómo no sabes qué hacer? Atlas eres un niño fuerte, no tienes por qué estar mostrándote de esta manera―no quiero hablar, ¿Por qué me llamas? Ahora mimos yo…―solo te llamo para preguntarte a qué horas tomarás tu vuelo, si necesitas ayuda puedo hacer las reservaciones y…―no iré, no aún…―Atlas… sé que estás enojado, pero…―no estoy enojado, solo siento que necesito una explicación, solo siento que debo hacer algo más, no te preocupes, me iré, si ella no me quieres a su lado, si ella…Mis palabras quedaron a medio salir, sentí un dolor tan arríbele en mi pecho, mientras mi madre se quedó en silencio y pude escuchar su suspiroAquel cargado de cariño y compresión que siempre so
―Entonces, si las cosas han quedó claro, yo… yo te deseo, ten un buen día…Y sin más sigo la llamada, la hizo mientras mi corazón latía como un maldito demente y sentía que iba a salir del pechoTodo mientras que yo no podía creer, mientras aún seguía analizado lo que acababa de pasar, me preguntaba si era verdadMe preguntaba si esto que estaba sucediendo no era sueño, no, no lo era, mis sueños, eran diferentes, eran aterradores, eran la voz de aquel hombreEra el rostro de aquel hombre antes de morir, mientras esto, esto no era ningún sueño atenido, esto era no más que una fantasíaUna que jamás imagine que llegaría a suceder, observe mis manos y temblaba, mi rostro en el espejo mostraba a la mujer que estaba medio llorar y medio sonreírEsto era tan fascínate, era el único, que solo pude levantarme y en medio de mi sonrisa nerviosa, caminé hacia la salida de la habitaciónJustamente para encontrarme a Mary, quien me observaba llena de preguntas y parecía no saber siquiera como trát
―solo digo, que no es fácil… ¿Me entiendes? No es fácil, porque no sé cómo hacerlo, cada que voy a abrir la boca, digo cosas estúpidas y ella me odia más, solo lo arruinó más y más y más, solo hago eso y lo, pero es que cada que lo arriano, sé que soy el único culpable, pero no hay nada que pueda hacer por ello tal vez se enoje aún más…Hablé en medio de un berrido, por lo menos así lo sentí, todo mientras que Calix me observaba fijamente y hacía una mueca incómodaObservaba su reloj como por quinta vez y parecía estará a punto de marcharse―no lo piensas Elrod, estás secuestrado, ya te lo dije antes, no me iré de aquí por ahora y tú tendrás que buscarme…― ¿Por qué soy yo quien debe escucharte? La verdad es que esta parte no he logrado entenderla, ¿sabes qué estaría haciendo ahora mismo en mi hogar?―no te atrevas a decirme que, fornicado con tu esposa, porque te romperé la botella en la cabeza―cuantas veces no he escuchado eso el día de hoy, creo que me haré aún más millonario con
CalíopeHelena salió de mi hogar, la enorme caja era cargada por nuestro chofer, todo mientras observaba desde la ventana como esta me daba una despedida con la manoY como se alejaba sin más, yo estaba tan furiosa, tan cagada de tanto, pero ahora no ría con Emiliano, no lo haría sufrir por ser un idiotaNo, de eso me iba a encargar después, ahora había algo más importante que hacer, algo que sin duda hará que las cosas den un giro inigualable―Señora… yo pude haberla llevado, ella veía un poco…―lo sé, pero ahora te necesito para algo crucial, algo que no puedo dar espera…Atlas me observó fijamente, al parecer querían o descifrar lo que estaba pensando, mientras Landleli quien estaba a mi lado, seguía completamente sería―Landleli, encárgate de Caelan, él se quedará contigo, no lo llevaré con tantas personas presentes, mientras Atlas vendrás conmigo…―Como ordene señora…Atlas me siguió escalera abajo, mientras Landleli, fue a dejar a mi hijo en su cuna, ya después de haberse quedad
―Él solo… Él solo…Mis lágrimas no paraban de salir, todo mientras Calíope acariciaba mi cabello y se quedaba en silencio escuchando cada una de sus palabrasTodo mientras que yo lloraba y no sabía siquiera como había llegado a parar en ese lugar, solo sabía que inicié a caminar, que lo hice hasta muy tardeHasta que como si hubiese sido algún tipo de imán, llegue la villa de Calíope, aquella que acababa de legar con un enorme ramo de flores en sus brazos.Todo de diferentes flores y diferentes colores, mientras que, al verla, solo pude correr hacia ella, logrando que esta me atrapara y soltara las flores.Mientras que yo lloraba como una pequeña niña que le habían roto el corazón―Lo entiendo, lo entiendo…Ella seguía repentina una y otra vez aquellas palabras, seguía una y otra vez repitiéndolo, como si de verdad entendiera lo que me sucedíaAlgo que sin duda no era de aquella manera― ¿Qué voy a hacer ahora? Mi padre… él… él quiere casarme con el mejor postor, nosotros teníamos un
Último capítulo