Isabella todavía estaba en el parque, sentada en el mismo columpio con la tía Anita. El sol se iba escondiendo, y el suave susurro de las hojas se mezclaba con la risa de los niños jugando cerca.
Después de charlar un rato, la tía Anita sugirió que regresaran. Pero cuando se levantaron para irse, Isabella vio a Samantha cruzando el parque.
—¡Samantha! —llamó Isabella.
Su amiga se giró, sorprendida. —¡Bella! ¿Estás aquí? ¡Justo iba a visitarte!
—Perfecto. Yo también me dirigía a casa —dijo Isabella con una sonrisa.
—Solo quería asegurarme de que estabas bien… y decirte algo —respondió Samantha.
—Mmm, Max está en casa ahora. ¿Por qué no hablamos aquí? —sugirió Isabella.
—Claro —aceptó Samantha. Isabella pidió a la tía Anita que se adelantara y luego ella y Samantha se sentaron juntas en el columpio, el mismo en el que había estado momentos antes con la tía Anita.
La tía Anita regresó a casa sola. Al entrar, vio a Miguel aún sentado en la sala con Maximiliano. Saludó cálidamente a sus em