68. Siempre lo fui
A la mañana siguiente el valle seguía cubierto de nieve fresca, y los pinos, cargados de hielo, parecían custodiar el secreto que estaban por sellar.
Rashel abrió los ojos al sentir el roce de los labios de Valerik sobre su hombro desnudo.
—Despierta, princesa… —murmuró él con voz grave—. Tenemos una cita.
Ella sonrió, aún entre sueños.
—¿Una cita?
—La más importante de todas.
Cuando se incorporó, lo vio observándola apoyando en un codo.
Aún no podía creer que estaban juntos y que Dimitry lo supiera y no hubiera hecho un escándalo a su estilo.
Al parecer ella se había creado fantasmas sola y quizás si desde un principio le hubiera comentado sus sospechas a Valerik ella no hubiera terminado…
—Hey, no pensamientos oscuros. No hoy —susurró a milímetros de sus labios sosteniendo su barbilla y fue imposible no sonreirle.
La conocía tan bien que casi parecía increíble.
—De acuerdo, me arreglaré para esa cita.
Ella estaba a punto de levantarse cuando Valerik tomó su muñeca tirándola suavemen