Maia no era tonta para entender que la propuesta del señor no era totalmente mala. No deberle a Théo sería una preocupación menos, aún más viendo que el cerco se estaba cerrando para ella.
Por estar gustando de él, se sintió muy triste con los papeles que Joaquim mostró. Aunque el viejo pudiera estar faroleando, sabía que aquello era muy posible.
—La propuesta del señor es muy interesante, pero necesito pensar un poco. —dijo por fin.
—¿Pensar en qué más? Las cosas están claras. — Él dijo, ya alterándose un poco.
—Théo y yo tenemos un trato, no puedo dejarlo sin hablar con él antes.
—Cuánta tontería, si él va a seguir soltero y tú podrás quedarte libre con tu hija, no hay nada más que necesites conversar, estoy siendo muy generoso, ¡no te aproveches de eso!
—Soy consciente de todo, pero dígame, señor, ¿qué va a querer a cambio?
—Pues, ¿no está claro? Quiero que te mantengas bien lejos de él.
—El señor quiere verme lejos desde el primer día que me conoció, ¿cree que soy tan despreciable