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Después de bañarse y vestirse con uno de los vestidos elegantes que Théo compró para ella, Maia estaba visiblemente muy atractiva. El vestido de seda caía perfectamente en su cuerpo, realzando sus curvas. Mientras se maquillaba, Théo estaba en la ducha. Desde que entraron en la habitación, él no dijo una sola palabra más, solo quedó con el semblante serio, de alguien que estaba molesto por ser contrariado.

Mientras ella se arreglaba, hizo una videollamada a su hija, que estaba muy despierta y jugaba con el regalo nuevo que le había dado cuando fue a despedirse.

—El Tiago estuvo aquí, preguntando por ti, insistió pidiendo tu dirección, pero no se la di. —Júlia la actualizaba sobre las visitas del ex en el hospital y lo que él había estado diciendo.

—¿Él dijo lo que quería, Júlia? Ya que no vi ninguna llamada perdida de él en mi teléfono.

—No, no dijo, solo preguntó cuál era el nombre de tu marido y dónde trabajaba.

Una señal de alerta resonó en su interior; si Tiago estaba buscando a T
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