Zoé observó su reflejo en el espejo con una sonrisa radiante que iluminaba su rostro. La emoción del día de su boda estaba impresa en cada rasgo de su expresión.
Se acercaba el momento tan esperado, el día en el que uniría su vida a la de Oliver de manera oficial.
El vestido blanco que eligió con tanto cuidado resaltaba su elegancia y belleza. Las flores y la decoración del lugar reflejaban la alegría y la solemnidad de la ocasión.
Zoé se sentía lista para dar el siguiente paso en su relación con Oliver, a pesar de las complicaciones y desafíos que habían surgido.
Mientras se preparaba para caminar hacia el altar, su mente se llenaba de pensamientos sobre el futuro con Oliver y todo lo que había tenido que hacer para poder llegar donde estaba.
¿Cómo sería su vida después de este día? ¿Lograría encontrar la felicidad que tanto anhelaba, o las sombras del pasado seguirían persiguiéndolos? Estaba más que claro que se refería a Victoria.
—Te ves hermosa, hija. —Camila entró a la habitació