Tardaron casi dos horas en llegar al restaurante.
Cuando vieron al hombre que los esperaba al otro lado del salón, Petrona soltó una exclamación:
—¡Madre mía! ¡Qué guapo! ¿También es actor? Si ese hombre saliera en la pantalla, arrasaría en todo el país.
Serena, al escucharla, tocó discretamente su bolso.
Perfecto.
El spray antiacosadores había sido un desperdicio.
Quién iba a imaginar que tendría que usarlo... contra su propio jefe.
El día estaba algo frío. Esteban vestía un abrigo negro largo, y su altura lo hacía destacar claramente entre los productores, inversionistas y demás presentes.
Su presencia era tan imponente que parecía de otro mundo.
El director Cebrián se quedó perplejo por un instante.
No esperaba que ese inversor tuviera tanta influencia como para conocer a Esteban en persona.
Esteban estaba a punto de salir del restaurante cuando Xavier —el inversor, que solo lo había visto una vez en una gala— no quiso dejar pasar la oportunidad.
Con sonrisa servil, se acercó apres