Inscripción.
Stella apartó la mano de Sebastián de su rostro con indignación que se reflejaba en cada centímetro de su rostro tenso.
Sus ojos, que alguna vez habían mirado a ese hombre con amor incondicional, ahora solo revelaban un rechazo inmenso.
—No quiero que me reconquistes, no quiero absolutamente nada de ti, ni tus palabras, ni tus promesas vacías, ni tus gestos teatrales que llegan demasiado tarde. Solo quiero el divorcio.
—Pero si quieres perder el tiempo tratando de reconquistarme en esos dos años que faltan, es tu problema, no el mío. Si dices que faltan dos años para que se cumpla la cláusula establecida, pues bien, continuaremos dos años más casados bajo el mismo techo, compartiendo espacios, pero no intimidad, y cuando se cumplan los cinco años estipulados, tú te irás definitivamente de esta casa sin mirar atrás y nos divorciaremos ¿Estamos claros en los términos de este acuerdo?
—¿Eso significa, que estás aceptando que intente reconquistarte durante ese tiempo? —Sebastián so