Celos, pasión desmedida.
Gael sacudió la mano de esa mujer con fuerza contenida, provocando que el líquido caliente y los fideos rápidos cayeran sobre el grupo de estudiantes cercanos, salpicando en todas direcciones como una lluvia inesperada, menos sobre Marina, quien observaba la escena con ojos aterrados y confundidos.
El movimiento brusco e imprevisto hizo que la joven agresora se tambaleara hacia atrás, perdiendo momentáneamente el equilibrio mientras intentaba procesar lo que acababa de ocurrir.
Los murmullos comenzaron a elevarse como un zumbido entre los estudiantes que pasaban, algunos deteniéndose para observar el altercado, otros acelerando el paso para evitar verse involucrados en una situación que claramente escalaba en tensión con cada segundo que transcurría.
—Tú, ¿quién te crees para...? —comenzó a protestar la joven, mientras intentaba recuperar la compostura y limpiar los restos de comida que ahora manchaban su costosa blusa, furiosa por la intervención inesperada de aquel extraño.
—¡No te