La anhelada libertad de Serenia se vuelve efímera; cuando su despiadado marido la encuentra tras huir con su único hijo, amenazando la vida de ese bebé. —¿Creíste que podías escapar de mí, "querida"? No lo olvides. Tú y ese niño me pertenecen. Desesperada, la princesa Serenia se ve obligada a regresar a los brazos de ese tiránico Rey que la convierte en su Reina… Una prisionera adornada con joyas. Como si esto fuese poco, le anuncia que morirá cuando ya su reino cuna no le represente una amenaza. Mostrándole así, a la mujer que será su futuro reemplazo. ¿Tendrá Serenia el valor de traicionar al Rey y huir de ese Reino infernal? ¿O existe una luz que aún puede salvar su retorcido y roto matrimonio?
Ler mais♡ ESPECIAL #1. ♡ TÍTULO: El amor del Duque Lamparth. …..✿…..✿…..✿…..✿…..✿…..✿…..✿…..✿….. >>> Yurina Lamparth: —No quería que tía Serenia se fuera tan pronto… —comentó mi hijo mayor, Leónidas, mientras me ayudaba a organizar las plantas medicinales en el invernadero. —Es la Reina de Bushlak —le expliqué, abriendo una caja que contenía frascos de vidrio con polvos de raíces peligrosas que debían ser manipulados con cuidado—. Es normal que necesite regresar con su pueblo. Además, ahí está Brendel, su bebé. Quizá en otra ocasión venga y así conocerás a tu primito. Vi cómo Leónidas se detuvo, sus ojos verdes fijos en mí. —¿Y por qué no vamos nosotros a visitarlos? La abuela y tú son Bushlakas, mamá —dijo, volviendo a concentrarse en acomodar las plantas en los estantes—. Me gustaría conocer. El mundo es grande, y aunque amo ayudarte con tus experimentos y las medicinas, ¿no está lleno de plantas que desconocemos? Quizá aprenda cosas nuevas de otros reinos menores al sur, y…
✧✧✧ Cinco años después. ✧✧✧ El otoño se desplegaba con su esplendor en el Reino Bushlako. Las hojas de los árboles se transformaban en un espectáculo de amarillos, naranjas y rojos vibrantes, mientras el cielo se mantenía despejado y el aire se llenaba de un aroma a humedad que anunciaba el cambio de estación. Un jardín extenso rodeaba la antigua casona de campo, con un puente de piedra que cruzaba un río de aguas poco profundas pero de corriente intensa, arrastrando hojas de colores como si fueran tesoros en su viaje. —¡Mira! ¡Ahí va otra amarilla! —exclamó el príncipe Brendel, señalando con entusiasmo las hojas que danzaban en el agua. Su rostro, iluminado por una sonrisa inocente, reflejaba la alegría pura de la infancia, mientras sus ojos verdes brillaban con emoción. A su lado, Ariathy Arbar, la princesa de Ruster, con su cabello castaño largo y lacio, se sostenía de la baranda del puente, disfrutando del momento. —Son lindos colores, más esas, me encantan~ —respondió con u
✧✧✧ Esa mañana en la majestuosa capital de Gorian. ✧✧✧ El imperio Gorianito, rodeado de lujos y belleza arquitectónica. Cuya historia enmarcaba a sus anteriores Reyes como inteligentes y guerreros estrategas, no era la excepción con el actual, quien había hecho del Reino Gorianito, un poderoso imperio sin igual en todo el continente. Jhonn Cuarto Wiztan. El emperador, sentado en su trono, recibía la información detallada de las audiencias en los distintos departamentos del imperio, que tenía que aceptar. En ese momento. Uno de sus caballeros ingresó. —¡SU MAJESTAD, MI GLORIOSO EMPERADOR! —avisó el hombre, irrumpiendo. Todas las miradas se clavaron en él. Ese caballero avanzó hasta unos metros frente al trono imponente donde yacía sentado ese hombre vestido del emblemático color púrpura Real. El hombre se postró en una rodilla, inclinando su cabeza en una solicitud silenciosa de proseguir. —¿Cuál es el motivo de esta falta de respeto? —preguntó Jhonn, directo. Sus oj
✧✧✧ Más tarde, ese mismo día ✧✧✧ El sol comenzaba a descender, bañando los muros del castillo con tonos rojizos del crepúsculo. Lance Lamparth y Bertrand Burgot compartían un momento en un elegante salón, acompañado por el crepitar de la chimenea y la tenue luz de las farolas de pared que iluminaban la amplia habitación. Lance, con su porte imponente y la elegancia que siempre lo caracterizaba, tomó una botella de licor de una mesa cercana. Era un gesto inusual, pues rara vez se servía él mismo, pero esta ocasión era especial. Llenó las copas y le entregó una a Bertrand, quien aceptó el gesto con respeto, inclinando ligeramente la cabeza. Por unos momentos, ambos hombres permanecieron en silencio, degustando la bebida. Fue Lance quien rompió el silencio, apoyando su copa sobre la mesa junto a él. —Bertrand —comenzó Lance, con un tono serio pero sin hostilidad. Bertrand levantó la mirada, atento. —Convencí a mi hijo Jhonn de enviar esa carta al Rey de Ruster para frenar la g
✧✧✧ Dos días después, en el Imperio de Gorian. ✧✧✧ El sol del sureste bañaba las vastas tierras del Imperio Gorian, extendiendo su luz sobre los campos y las colinas que parecían no tener fin. Serenia no podía evitar la sensación de nostalgia que la invadía mientras observaba el paisaje de su infancia desde la ventanilla del carruaje. Cada rincón parecía estar lleno de recuerdos, de lecciones aprendidas y del amor que siempre había recibido en su hogar. Ahora, después de años de ausencia, regresaba no solo como una hija, sino como una Reina, una esposa y una madre. Bertrand, sentado a su lado, notaba la emoción que se reflejaba en el rostro de su esposa. Los ojos dorados de su mujer brillaban con una calidez especial, y su cabello oscuro ondeaba suavemente con la brisa que se colaba por la ventanilla. Bertrand sonrió al verla así, llena de vida y felicidad. —Parece que el hogar todavía tiene un lugar especial en tu corazón, ¿verdad, mi amada? —comentó Bertrand, tomando con s
El Rey Bertrand Burgot despertó en medio de la oscuridad de una amplia y lujosa habitación. El aire era fresco, pero tenía un aroma desconocido, distinto al de su hogar. Se incorporó lentamente, sintiendo una ligera molestia en su costado, donde la espada con el veneno del exConde Ruwer lo había atravesado. Sus ojos, verdes como un bosque en pleno verano, se adaptaron a la oscuridad mientras observaba los contornos de la habitación. Todo parecía extraño, ajeno, pero no hostil. "¿Dónde estoy…?" Cruzó un fugas pensamiento. Una tenue línea de luz se filtraba a través de las cortinas elegantes. Con un esfuerzo que le recordó cuán frágil seguía estando su estado, se levantó y caminó hacia las ventanas. Descorrió las cortinas con suavidad, dejando entrar el resplandor del día y… Fue entonces cuando lo vio: en la distancia, ondeaban dos banderas. Una pertenecía al Ducado Lamparth y la otra al Imperio Gorian. Su corazón se detuvo por un instante. ¡No estaba en Bushlak! Antes de q
Último capítulo