Lo que estamos construyendo.
El balcón lateral daba al boulevard iluminado, donde el murmullo constante de la ciudad se mezclaba con el lejano sonido del tráfico, pareciendo un susurro persistente que envolvía el momento.
El frío nocturno se colaba sin permiso, pinchando los hombros desnudos de Isabella, creando un contraste estimulante frente al aire denso y recargado del vestíbulo que acababan de dejar atrás.
Gabriel, atento a cada gesto, se quitó la chaqueta con un movimiento fluido y la colocó sobre sus hombros sin decir palabra. Ella abrió la boca para rechazar el gesto, pero se detuvo al percibir el aroma que la envolvió, tan familiar ya como desconcertante.
El tejido aún conservaba el calor de su cuerpo, y ese calor la hizo dudar de sí misma, como si abriera una rendija que había decidido mantener cerrada.
Ambos se apoyaron en la balaustrada de mármol blanco, mirando hacia el boulevard como si buscaran respuestas en las luces parpadeantes.
Abajo, el tráfico parisino fluía como un río de luciérnagas apresur