Tres años después.
Han pasado tres años desde el día en que Isabella murió y volvió a la vida.
Tres años desde que un disparo en la noche, un operativo y una firma de divorcio partieron en dos la línea del tiempo.
Tres años de cicatrizar heridas, de reconstruirse a sí misma, de volver a escribir su apellido en la historia, y de aprovechar la segunda oportunidad que la vida le concedió.
En cuanto a Alessia Bertone, estaba cumpliendo una condena de cuarenta y cinco años de prisión por los delitos probados en su contra, y su apelación fue rechazada con contundencia.
Desde la cárcel, su figura se fue desdibujando, apagándose en el recuerdo, mientras Isabella, en contraste, se erigía como un símbolo de resistencia y de transformación.
La misma sociedad que había presenciado su humillación ahora reconocía en ella a una mujer capaz de reinventarse desde las ruinas.
Deveraux Corp. se desligó definitivamente del grupo Moretti. Ahora era una empresa saneada, sólida y en plena expansión, manejada por Cloe y por Is