—Sí. Me porté muy bien hoy. Pregúntale al tío, si no me crees —respondió Dulce.
Julieta sonrió y dijo:
—Tu tío te mima tanto que siempre está dispuesto a cubrirte.
Dulce sacó la lengua y enterró su rostro en los brazos de Julieta. Sus pequeñas manos abrazaron su cuello con fuerza y preguntó:
—Mami, ¿podemos bañarnos juntas esta noche? ¿Por favor?
Julieta estaba de mal humor debido a la reunión anterior. Sin embargo, las travesuras de Dulce lograron mejorar su estado de ánimo de repente. Ella dijo:
—Claro. Ve a jugar por ahora. Recuerda lavarte las manos antes de cenar.
—Bueno —dijo Dulce.
Después de dejar a Dulce, Julieta entró en la cocina. Se apoyó contra la puerta y tomó el jugo de naranja.
—¿Por qué últimamente vienes a casa todos los días? ¿No tienes clases? —preguntó Julieta.
—Hermana, estoy en mi último año y a punto de graduarme. Ya no hay más clases. Incluso mi tesis ya está lista, solo estoy esperando la defensa —respondió Jared.
Julieta frunció los labios y preguntó de nu