La puerta de la sala de emergencias se abrió antes de que Omar pudiera terminar de hablar. Un médico se acercó hacia ellos y les informó:
—Por suerte, la paciente fue ingresada a tiempo. No está en peligro, pero ha perdido una cantidad significativa de sangre y necesita reposar por un tiempo.
Julieta se levantó rápidamente y preguntó con urgencia:
—Doctor, ¿y las abrasiones en su cuerpo?
Aunque solo vio una pierna, supuso que todo su cuerpo debía de estar cubierto de abrasiones.
El doctor suspiró:
—Ya le hemos aplicado medicamentos, pero es necesario seguir aplicándoselo de forma continua.
—Entonces... —Julieta frunció el ceño. Se mordió el labio y preguntó—: ¿Le quedarán cicatrices?
—Depende de la recuperación —respondió el doctor.
—Gracias, doctor.
Ambos entraron a la habitación de Jasmine. Julieta miró a Jasmine, quien yacía en la cama con el rostro pálido, sintiendo una mezcla de culpabilidad y angustia.
La vida de Jasmine había sido muy dura y Julieta no podía creer que esto le hu