La profundidad de su obsesión le impedía superarlo completamente, incluso en los momentos en que lo odiaba, Julieta seguía enamorada de él.
Sin embargo, no estaba dispuesta a darle a los demás la oportunidad de malinterpretar la situación, especialmente a Leandro.
Se puso de pie y miró fríamente a Jorge, expresando con firmeza:
—Jorge, hemos crecido juntos, siempre te he considerado como a un hermano. No repitas esas palabras en el futuro. Has logrado que Leandro me malinterpretara.
—¿Te malinterpretó?
Jorge, en un tono burlón, preguntó:
—Él malinterpretó, ¿y qué? Me rompió el brazo y me amenazó, ¿pero te trató mejor después de eso?
Julieta frunció el ceño, aunque ya sabía lo sucedido, todavía se sentía un poco culpable y preguntó:
—Tu brazo Jorge, ¿está bien?
Jorge le respondió:
—Estoy bien, por suerte tan solo estaba dislocado; el médico logró colocarlo de nuevo. Aunque ahora no es tan fuerte como antes.
Julieta se disculpó por esto:
—Lo siento. Ten más cuidado la próxima vez. No q