ASHTON GARDNER
Eydan.
Maldición.
Solo pronunciar su nombre en mi mente me hervía la sangre.
¿Qué demonios hacía en "MI"empresa? ¿En "MI" edificio? ¿Cerca de "MI" mujer?
—¿La tocó? —pregunté sin mirar a Ethan, con los puños apretados como si fueran a romperse mientras miraba la oficina donde estaba Liss encerrada—. Dímelo ahora mismo, Ethan. ¿La tocó?
—Ella lo confundió contigo… —respondió él, tenso, con los ojos aún clavados en la puerta del ascensor—. Lo abrazó por la espalda. No lo vio venir. Fue un error. Se dio cuenta demasiado tarde, cuando sintió su aroma.
Sentí un vacío en el estómago.
Mi Liss. Mi esposa. Tocando a ese bastardo, pensando que era yo.
Dios, si hubiera llegado un minuto antes… algo me decía esta mañana que no la dejara sola.
No podía respirar.
Tenía fuego en las venas.
—¿Y él…? ¿Dijo algo?
—Jugó con eso. Se burló. Preguntó si era ella tu esposa con esa sonrisa suya de serpiente. Y sí… miró a Liss. Como si fuera un trofeo.
— Hijo de Puta — golpee la pared con toda