ASHTON GARDNER

La tensión aún flotaba en el aire. El imbécil de Maldini ya no estaba, y mi puño aún ardía con las ganas de haber sido yo quien le estampara la cara contra la pared.

Pero Ethan…

Mi primo idiota, payaso, egocéntrico y ruidoso… hoy se ganó mis respetos.

Me giré hacia él mientras rodeaba a Liss con un brazo.

—Te ganaste la tarde libre.

Ethan parpadeó, incrédulo.

—¿Cómo? ¿Yo? ¿Tarde libre? ¿Del mismísimo Ashton “no respiro sin agenda” Gardner?

—Sí, tú. Por una vez hiciste algo bien. Y sin arruinar nada.

Su rostro se iluminó como si le hubieran dicho que ganó la lotería. Había vuelto el idiota infantil de siempre.

—¡¿Tarde libre?! ¡¡OH, SÍ!! ¡¡AL FIN!! ¡LIBERTAD! ¡SOL! ¡VIDA SOCIAL!

—Bájale tres niveles, payaso —le advertí, mientras Liss soltaba una risita.

Ethan comenzó a girar sobre sí mismo con los brazos abiertos como en un musical de Broadway.

—¡Estoy libre! ¡Libre como el viento! ¡Gracias, señor del Olimpo corporativo! ¡Gracias, primo sexy y peligroso!

Lo miré con resi