ASHTON GARDNER
Entré a la oficina de Gastón sin esperar permiso. Él se puso de pie inmediatamente, nervioso.
—Ash… Ashton, qué sorpresa. ¿Qué te trae por aquí?
William, siempre atento, me susurró con disimulo:
—Marcel está en la oficina contigua. Lo reconocí. Mismo peinado, misma sonrisa de idiota satisfecho.
Miré a Gastón, que se notaba incómodo.
—Vengo por un abogado tuyo. Trabaja en tu firma, se hace llamar Marcel Alba. Necesito verlo a solas.
Gastón frunció el ceño.
—¿El abogado Marcel? ¿Qué podrías tener tú que ver con él?
—Ese hombre se hizo pasar por mí para engañar a mi esposa —le espeté, sin rodeos—. Lo investigué. Todo me trajo hasta aquí. Incluso William lo vio. Ahora quiero verlo. Y quiero respuestas.
Gastón dudó un segundo, luego tomó el teléfono e hizo una llamada. La puerta se abrió y me encontré con los ojos de Marcel... que se congelaron de puro terror.
—Señor Roberts, ¿me llamó?
—Sí. ¿Conoces al señor Gardner? Antes de la estupidez de Gisella, éramos socios.
—Yo… yo…