LISSANDRA
Apenas entré a la oficina, escuché los gritos.
Me acerqué al despacho de Ash con los dos cafés que traía en mano y lo vi… justo cuando su puño volvía a impactar el rostro de Marcus.
—¡¡¡Qué mierda hacen!!! —grité, entrando como una fiera.
Ashley y Williams estaban detrás de mí. Les entregué los cafés y avancé con el corazón latiéndome en los oídos. Marcus me miraba con dolor y arrepentimiento. Yo… solo sentía asco.
Después de la pelea, de mi golpe, de todo lo que le grité a ese miserable, Ash me miró con dulzura y me abrazó. Curé su labio, le puse una compresa en los nudillos y le dije que lo amaba. Que Marcus solo me provocaba asco. Que Ash era mi única verdad.
Y cuando todo se calmó…
Fui a trabajar.
Necesitaba distraerme. Reconectar con esa parte de mí que siempre fue fuerte, profesional, y que no dependía de ningún hombre para sentirse plena… aunque ahora, tener a uno como Ash a mi lado me hacía más fuerte, no menos.
Williams me acompañó a la sala de reuniones. Me dejó so