LISSANDRA
Dos meses pasaron volando. Como una ráfaga cálida de momentos hermosos que apenas pudimos asimilar del todo. Las bodas, las risas, los bailes, los votos... Ahora cada pareja había vuelto a su cotidianidad, a esa rutina que, extrañamente, tanto ansiábamos después de tanto ajetreo.
Ethan y Olivia se instalaron en el departamento de él. Era un lugar amplio, con paredes blancas llenas de luz y una cocina que Olivia ya había conquistado con sus postres de media tarde. Tiff y Oliver también habían hecho lo suyo: se mudaron al departamento de Oliver, y aunque él decía que no cambiaría nada de su departamento, se notaba que cada rincón del lugar gritaba “Tiff pasó por aquí”. Ella tenía esa energía vibrante que lo llenaba todo.
Camila, en cambio, se quedó con nosotros. Vivía en nuestra casa, Ash le había pasado una amplia habitación a ella y William, no queríamos tenerlos lejos. No solo era la esposa de William, sino que también se había convertido en una parte hermosa y esencial de