Hatsú lloró desesperada durante varios minutos. Su mundo acababa de desmoronarse.
Se quedó sin fuerzas, perdida, sin tener idea de qué hacer. Su mente embotada, no comprendía o no quería comprender qué era todo aquello. Respiró varias veces absorbiendo en cada bocanada tragos de aire que le devolvieran la paz. Trataba de calmarse, de no morirse allí mismo. Había vivido durante toda su vida con el enemigo, inmersa en una mentira.
Tenía que continuar leyendo los aberrantes documentos hasta el final. Se envalentonó y fijó la mirada azul, empañada por las lágrimas, en la pantalla. Su mano temblorosa fue a parar a su boca para no gritar cuando leyó los planes que La Orden tenía para los vampiros y lo peor era que su “padre” había dado forma a todo aquello basado a ella misma.
Se levantó tambaleante, con la mirada desenfocada y el corazón hecho pedazos. Tenía que salir de allí.
¿A dónde?
No importaba.
Cualquier lugar era mejor que ese.
Estaba aterrada, pero no les permit