Made siguió sirviendo tragos a los clientes ansiosos del otro lado de la barra, mientras Noah la miraba vigilante a unos cuantos puestos de Lía. El hombre no apartaba los ojos de ella, ni de los clientes masculinos que se le acercaban. Cada vez que Made atendía a un hombre, Noah apretaba la mandíbula. Lía, en cambio, sonrió al ver su actitud de macho alfa. Llamó nuevamente a la chica para que le sirviera otra margarita.
―¿Es tu novio? ―le preguntó señalando a Noah quien las miraba de soslayo. Made asintió― Es muy guapo. Apuesto a que es todo un tierno galán.
Los ojos de Made se apagaron un poco.
―Es muy celoso.
―¡Oh! ―dijo Lía llevando la copa a sus labios y mirando a Noah con ojos seductores―. También tengo un novio celoso.
―Apuesto a que sí.
Lía enarcó sus cejas.
―¿Por qué lo dices?
La muchacha se turbó y azorada contestó:
―Bueno, creo que es evidente. Con tu aspecto, pienso que muchos hombres han de sentirse inseguros.
Lía se rio divertida por el comentario, un tanto osad