Antes de que los dedos helados de Donovani se cerrarán alrededor del cuello de Amaya, una figura negra se interpuso entre los dos.
Ryu, con expresión serena se plantó frente a su súbdito.
—Señor, por supuesto el derecho de asesinar a esta despreciable cazadora es suyo si lo desea —dijo Donovani, relajando las facciones enojadas de su rostro. Sumiso y con voz melosa, se inclinó levemente.
El príncipe le dedicó una mirada indiferente al vampiro antes de volverse hacia Amaya. Posó las manos en sus hombros, la levantó y luego susurró en su oído:
—Fallaste y me salvaste.
Por un momento, el mundo se detuvo a su alrededor. El aliento del vampiro envió una descarga eléctrica que recorrió todo su cuerpo. Luego él se volvió hacia Donovani.
—¡Traidor! —gritó el príncipe, sus ojos violetas refulgieron como llamas endemoniadas.
Una lucha poderosa comenzó entre los dos vampiros.
Amaya aprovechó el momento para salir del aturdimiento. Levantó a Phill, que aún estaba algo conmocionado en el s