—¡Es sorprendente! ¿Y me dices que el auto la impactó y la lanzó varios metros?

—Bueno, eso fue lo que me dijo Max. ¡Ese muchacho! No sé cuántas veces le he dicho que tiene que estar atento con Lili.

Hatsú, acostada en la cama de uno de los cubículos de emergencia, escuchaba la conversación que mantenían el médico que la había examinado y otro hombre sobre ella.

Después de que el auto la atropelló, no duró mucho tiempo inconsciente. Quiso irse, pero cuando lo intentó, la multitud que se había aglomerado a su alrededor no se lo permitió. Tuvo que esperar a que los paramédicos la llevaran al hospital.

—Lo cierto es que esa chica debería tener como mínimo algún hueso roto y no tiene ni un rasguño. Lo único que tiene es una severa anemia que parece tolerar muy bien. No tiene taquicardia, ni nada que haga pensar que está descompensada. Tampoco traía identificación. Su ropa estaba sucia y algo desgarrada, como si hubiera huido de casa recientemente.

—Sí es así, deberíamos alertar