Diecinueve años después...
Kaia
Corría en medio del bosque; mis pies descalzos pisaban la grama punzante sin cuidado, pues mi enfoque estaba en ocultarme de Zebastiel y asustarlo con mi ausencia.
Sí, siempre fui una niña traviesa y juguetona, y me encantaba molestar a mi hermano mayor.
Cuando me di cuenta de todo lo que había corrido entre risitas e imágenes de la cara preocupada de mi hermano en mi imaginación, ya estaba demasiado alejada.
—Oh... —Miré a mi alrededor en busca de un camino de regreso, pero desconocía la zona.
Mi hermano estaba investigando un asunto y se encontraría con la alfa Laurel para ver algo que no entendí, pero estaba relacionado con unas piedras.
Él no quería que viniera, pero lo seguí. En ese entonces no sabía que él me dejó hacerlo a propósito, con la intención de entrenarme, pues él y papá eran mis mentores en la batalla.
—¿Dónde estoy? —le pregunté a la nada mientras observaba todo a mi alrededor, desorientada.
Suspiré para tratar de recordar qué camino ha