Nevan
Mis pasos sobre el piso pulido y de losetas blancas eran pesados, tan lentos, como si caminar me fuera una tarea difícil.
¿Y mi mente?
Era un completo caos.
Mientras regresaba junto a Zora, me sumí por completo en mis pensamientos, mientras ella parloteaba sobre el asunto del Wos y nuestro descubrimiento.
Intenté prestarle atención y hasta seguir buscando rastro del maldito, pero no fui capaz, así que opté por regresar a casa y contarles todo a mis padres. Al fin y al cabo, ellos eran los mejores guías que existían, y mamá siempre tenía una respuesta para todo, o terminaba encontrándola al final.
Ella era un genio, y estaba seguro de que me haría ver todo más claro.
—Tuve el presentimiento de que llegarías hoy —fue su saludo. Ella venía de la cocina, con un helado de coco en las manos. Últimamente, era lo que comía, pues los malestares le estaban dando duro. Y a mí me incomodaba tener que traerle problemas, pero no sabía a quién acudir.
—Nevan abortó la misión —respondió Zora,