Zebela
Los días en casa de Roan eran difíciles y dolorosos. La incertidumbre sobre el bienestar de Bastian estaba acabando con mi cordura y me tenía sumida en una gran depresión; mis pesadillas tampoco ayudaban. Necesitaba salir de aquí o me volvería loca.
Después de que ataqué a Roan en el comedor, él aumentó la dosis de la sustancia y me retuvo en la habitación, así que no se me permitía salir ni a la sala. El encierro, la sustancia, los malestares de mi embarazo, la ansiedad y la tristeza de estar lejos de mi mate me tenían enferma, débil y con mi salud mental hecha añicos.
Me estaba muriendo lentamente.
Sabía que debía luchar por mi cachorro, que rendirme no era una opción, así que esta mañana decidí entrenar mi poder aquí adentro, de una forma silenciosa y discreta.
Era tortuoso debido a mi estado físico.
Luché, tratando de vencer la sustancia en mi cuerpo y a mi alrededor, mas parecía que era una lucha inútil. Simplemente no tenía forma de neutralizarla. ¡Era tan injusto!
No pu