Escapando de un mal amor. Capítulo No perder el amor
Al salir del hospital, la tensión entre Tamia y Samuel estalló como una tormenta contenida.
—¡No te metas en mis asuntos, madre! —rugió Samuel, con los ojos encendidos por una mezcla de rabia y desesperación.
Tamia lo tomó del brazo, intentando hacerlo entrar en razón a su manera, como siempre lo había hecho.
—¡Samuel! ¡Te estoy ayudando! Ese niño no es tuyo. ¡No arruines tu vida asumiendo una paternidad que no te corresponde!
Pero su tono, más que protector, era controlador, venenoso.
Samuel giró con brusquedad y la sujetó con fuerza por el antebrazo. Sus dedos temblaban de impotencia.
—¡Te lo advertí, madre! No te metas en mis decisiones, y mucho menos con Olivia. ¡No quiero volver a verte si sigues así!
Tamia lo miró boquiabierta, atónita. Su hijo, su niño obediente, el que siempre doblaba la cabeza ante su voluntad, la estaba echando de su vida con una frialdad que le heló los huesos.
—¡Basta! —gritó una voz grave detrás de ellos.
Era el padre de Samuel, que había guardado silenci