Escapando de un mal amor. Capítulo El dolor
Lynn apenas colgó la llamada.
Quince minutos después fue cuando Marfil llegó a toda prisa, jadeando, con el rostro lleno de angustia.
El mensaje había sido urgente, alarmante. Apenas cruzó la puerta del hospital, lo vio. Su hijo. Octavio, su hijo, el hombre que una vez sostuvo con manos temblorosas la primera vez que lloró.
Ahora estaba hundido, desplomado en una banca del pasillo, con los codos sobre las rodillas y el rostro entre las manos.
—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó con voz entrecortada.
Octavio alzó la vista. Sus ojos estaban rojos, hinchados, como si llevara horas llorando. Su rostro, habitualmente altivo, se veía roto.
—Mamá... —susurró.
—Hijo, dime, ¿qué ocurre? —se arrodilló frente a él, tomándole el rostro—. Háblame, por favor.
—¡Fallé! —gritó de pronto, cubriéndose el rostro con desesperación—. ¡La lastimé! ¡Fui un imbécil!
—¿De qué estás hablando?
—A Luciana... la traicioné. Fui infiel.
El mundo de Marfil se detuvo.
Era como si una ráfaga helada hubiera pasado por su