Estamos sentados alrededor de la mesa de centro en esta habitación de hotel, mientras Rocío se ríe entre dientes comiendo un trozo de manzana y yo le estoy enviando un mensaje de texto a mi queridísimo hermano.
"Hijo de mi amada madre ¿por qué no nos avisaste que esta vieja te quería comer el pito?"
"¿De qué hablas, Chris?"
"De que la vieja, estaba semidesnuda esperándote en la habitación del hotel donde te citó"
Mi teléfono no demoró en sonar y tuve que contestar, me levanté de mi asiento y caminé hasta el balcón que había en el lugar, cerré la puerta corredera y le hablé al idiota que tengo por hermano.
-No me digas que esta tipa es la susodicha del contrato de sumisión, hermanito- afirmo más que pregunto y la sonora carcajada al otro lado de la línea me pone más enojado de lo que estaba.
-¡¿Qué?! ¡No!, por supuesto que no idiota, pero no pensé que la vieja esa creyera que le iba a aceptar sus insinuaciones. ¿de verdad que estaba semidesnuda esperándome?
-Así mismito, si le hubier