La mordida de Adler

«Pir mi pirti pidis llimirmi Jimis» ¡Idiota!

La víbora se vuelve a colocar roja como tomate maduro y le sonríe al idiota de mi hermano, mientras se despide de nosotros y nos deja solos.

-No soy una simple secretaria, mis cojones. Ella no me gusta, quiero a Dani con nosotros.

-Déjate de hablar tanta estupidez ¿Cómo se te ocurrió la genial idea de hacerle una trampa? Ya te has dado cuenta que los Scott la tienen en alta estima y nosotros somos los recién llegados.

Debes ser mas discreto, hermano y si las cosas van bien puede que sea más fácil que Dani nos reconozca como familia.

-¿Y eso?

-Algo le he escuchado a papá, pero todavía no es nada en concreto, por ahora no pierdas el tiempo con discusiones espurias y abócate a lo que vinimos.

Después de eso, James me cuenta algunas cosas sobre lo que está pasando con mi prima y antes de salir hacia la construcción me vuelve a regañar por mi actitud y me hace prometer que no lo volveré a hacer y se lo prometo, obvio con los dedos de los pies cr
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