Sibyl y Nill miraban el bulto en los brazos de Morgana. Sus ojos brillaban tanto por curiosidad como por interés.
-¿Tía Morgana, podemos tocar?- preguntó el primero
-¿Nos dejas ver?- preguntó el segundo.
La loba, que había sido avisada antes por Xana de la reacción de sus hijos entralazó mirada con Celeste, que estaban sentada a su lado y estaba a cargo de cuidar a los cachorros mientras sus padres trabajaban en un asunto importante en el estudio del alfa.
-Pero deben ser cautelosos- les advirtió con una voz seria- Solo ver, no la pueden tocar, ella está muy delicada ¿entendido?
Los dos pequeños asintieron con la cabeza y esperaron a que Morgana la bajara un poco hasta estar en su rango de visión.
-Que pequeñita- dijo uno
-¿por qué su piel está así?- preguntó el otro notando su pelaje descolorido y la ausencia de este en algunas regiones.
-Ella fue rescatada y ahora está en tratamiento- miró a la cachorra en medio de la manta que dormitaba, apenas había abierto los ojos varias veces,