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Celeste miraba a la mujer que sonreía en dirección a sus hijos. Ambas estaban sentadas en la terraza trasera de la casa del alfa, y en el patio jugaba los dos cachorros hijos de este, junto con el suyo propio.

-Te ves hoy mucho más feliz que otros días- le dijo Celeste sintiendo alivio por ella.

Fue entonces que Xana se dio cuenta de la expresión que tenía en su rostro. Aunque Celeste no mentía. Ese día al menos hasta el momento estaba yendo mejor de lo que esperaba dado que estaba sola con sus hijos. A pesar del despertar medio traumático para los tres, los cachorros habían desayunado sin problema, aunque ella lo que más recordaba era haber podido cargar a Nill.

El pequeño se sentía tan suavecito, esponjocito, tan calentito, olía a leche… su corazón se había enternecido.

Tras esto no habían protestado… mucho para seguir la estricta rutina que tenían y que Xana también siguió asistiendo incluso a sus clases, y aunque tras almorzar no había encontrado de nuevo a Lilya, Celeste había tr
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