— ¿Estas son tus horas de llegada? Quiero la verdad, Bárbara, no me hagas llegar a extremos, ¿Me estás engañando o qué? Porque no voy a tolerar ser la burla delante de todo el mundo aunque esto sea solo un matrimonio por contrato — ruedo los ojos escuchando el mismo tema de la pelea pasada. — ¿Otra vez con tu inseguridad? No te estoy poniendo los jodidos cuernos, Milán, entenderlo ya. — ¡¿Entonces explícame por qué llegas a estas horas?! — me grita levantándose del sofá. — ¡No eres mi padre para que me estés gritando y reclamando cosas, carajo! — camino al baño y me sigue. — ¿Te atreves a levantarme la voz? Estás muy mal, Bárbara, no sabes con quien te metes, eh — lo miro por el reflejo del espejo, me volteo a encararlo. — Oh, yo sé con quién me estoy metiendo, lo sé muy bien pero te crees muy hombrecito como para usar tu posición y poder, ¿Verdad? Su cercanía me pone de los nervios y su poste de enojado me prende y no debería de ser así, no debería verse tan jodidamente bien enojado. — El del dinero aquí, soy yo y sé que si no controla esa boquita que tienes, pagarás las consecuencias — sus palabras me encienden la rabia acumulada.
Leer másViernes 08, Noviembre, 2019.
Mansión De Luca.
— Hola, señorita Río... ¿Podemos hablar? A solas, claro...
— Joven, no creo que sea un buen momento... Tengo que terminar de ordenar esto y...
El joven hombre la toma de la mano mirando a ambos lados antes de entrar al cuarto de servicio y cerrar con seguro, la morena sonrojada y nerviosa miraba los azulados ojos del joven, él sonriendo era suficiente para hacer latir su pobre corazón.
— Joven...
— Di mi nombre, Bar
— Milán...
Sonriendo se acerca a la chica para besarle con pasión y lentitud saboreando el sabor de sus labios a fresas y chocolate, ella le seguía el ritmo con timidez, no podían negarse la atracción y deseo que se tenían cada vez que se miraban pasar por los pasillos de las mansión; el castaño la toma de las caderas y la sube a un estante sin dejar de besarle deseando probar algo mas que solo sus labios.
...
Sus cuerpos se movían al compás de sus respiraciones agitadas, unidos en cuerpo y alma lo hacían en aquel cuarto de servicio, aquella chica que gemía complacida por las embestidas del joven hombre, era una simple sirvienta de hermoso cabello negro, ojos oscuros y piel morena, sus piernas enredadas a la cadera del chico indicaba que pronto llegaría al clímax, él gruñía a punto de correrse dentro de ella.
— Te amo, Barbara......
— Adelante... — dijo una voz gruesa, la morena abre la puerta y entra tímidamente, rezando para que no la despidieran, tras trabajar 2 años en esa mansión, nunca fue llamada por el hombre mayor, el cual es su jefe. — ¿Desea algo?, Señor De Luca.
— Qué prepares tus cosas y te largue de la mansión... — dice con seriedad el hombre, su esposa se encontraba parada destras de la silla donde se encontraba sentado el viejo hombre — ¿En serio te crees que soy estúpido como para no saber que le abriste las piernas a mi nieto como una puta?... De verdad me das asco, Bárbara Río. Solo eres una cualquiera, ahora quiero que te largues de mi mansión ahora mismo...
Aquello le cayó como balde de agua fría, 2 años trabajando para poder pagar sus estudios y la renta de su pequeño apartamento para luego echar todo su esfuerzo a la basura.
— Ni creas que nuestra familia se hará cargo del mocoso de un polvo de solo un rato.
Con un nudo en la garganta asiente con la cabeza baja sin soltar ninguna lagrima y se retira a recoger sus pertenencias.
Si tan sólo no se hubiera acostado con el nieto del jefe, todo aquello no estuviera pasándole, el chico había desaparecido unas horas después de su encuentro diciéndole que la amaba, desde hace dos semanas que no lo volvió a ver pasar por los pasillos de la mansión, acaso, solo quería acostarse con ella y luego ¿Dejarla botada? Al parecer era eso y ella ilusa pensando haber encontrado alguien que de verdad la amara.
Con lágrimas en los ojos y el corazón hecho trizas tomó su pequeña maleta y su bolso para irse, dio una última mirada y la gran puerta se cerró junto a su corazón, la lluvia empezó a abrazarla con un fuerte viento que la hizo tiritar del frío de esa tarde de otoño en ese mes de Noviembre.
"Será difícil olvidar a alguien con quien te imaginaste un por siempre"
Sonrío y salgo de la habitación, bajo y me siento en la sala de la nueva casa que tiene Cole con Miranda en donde viven juntos, la casa de la abuela de Bar fue vendida, después de todo, nadie quería regresar ahí y con el dinero de está Cole compro está casa a pesar de que insistió en no aceptar el dinero que Bar le daba de la casa.— La casa es bien bonita, es más pequeña pero es espaciosa si lo mira bien — dice Bar, asiento dándole razón de eso.— Bueno, vamos que se hace tarde — dice por fin mi hermano, lo veo algo rojo pero no le pongo cuidado sabiendo que fue lo que pasó en la habitación cuando me fui.Salimos de la casa, Bar tenía en brazos al pequeño de Giorgio quien pronto cumplirá 1 años pero lo suficiente grande para decir una que otra palabra.Los gemelos se encontraban en la camioneta escuchando a
Bárbara.Viernes, 30, julio, 2038.Reviso unos datos que necesitaba para hacer mejor los diseños del juego cuando escucho una serenata, así, una serenata, unos hombres con traes de mariachis entraban al lugar, todos se levantan de sus sillas mirando a quien le habían traído serenata al trabajo o quien cumplía años.Pero me equivocaba cuando vi a Milán entrar a la oficina con un traje de marca ceñido al cuerpo y el cabello bien peinada haciéndolo más guapos aún, tenia casi un mes sin verlos, ya lo empezaba a extrañas.¿Acaso estoy soñando despierta por que lo extraño demasiado?
Bárbara.Martes, 1, junio, 2038.Empacaba la maleta mirando la hora, todos estos días, Milán no ha dejado de convencerme todos estos días para que no me vaya, pero no podía hacer nada ya tenía los pasajes pagados y agendados para hoy más cuando mis tíos y abuelos están preocupado por lo que pasó en la casa de mi abuela gracias a las noticias que pasaron en la televisión, así que tenía que regresar.Siento la mirada de Milán y lo miro, me hace cara de cachorro abandonado y ruedo los ojos siguiendo con lo mío, entro y salgo del baño, del closet y de la habitación buscando todo y que nada se me quede.— No te vayas, Bar, me sentiré solito y no tengo quien me de mimos&
Violeta.Jueves 18, marzo, 2038.03:25 a.m.Pasaron dos años desde que Milán despertó de su coma, dos hermosos años juntos como pareja, era mi gran oportunidad de amarrarlo a mí a como diera lugar, por fin iba a obtener todo lo que siempre he querido en esta vida, Milán era a quien siempre he querido desde el inicio y por fin lo esposaría.Cuando Milán regresó al trabajo hice que despidieran a Miranda y contratara a mi hermano, tenía que ser precavida con cualquiera e hice que no le hablaran de nada a Milán sobre su pasado mintiendo con que el pobre se quería matar porque Bar lo dejó lo aceptaron pa no herir a su amigo, saliéndome con la mía como debía.Todo iba bien de acuerdo con mi plan hasta hace unos días que parecía pensativo, más de lo normal. Observo a mi lado
Violeta.Sábado, 9, Marzo, 2030.Nerviosa miraba como el chico quien trabaja para Andrew le entrega algo al abogado que se encuentra en la entrada de la mansión, ni quiero morderme las uñas y solo niego cuando apenas se montan el chico al carro.Andrew sonríe cuando el carro del abogado entra a la mansión de Milán.— ¿Crees que Milán pida el divorcio a la sirvienta esa luego del que el abogado se lo muestre? — pregunto sin dejar de mirar por donde se fue el carro, trago saliva cuando el rubio asiente, arranca y nos vamos del lugar para no dar sospecha.— Solo espera unos días, cuando Bar regrese de su viaje ya Milán estará más decidido a divorciarse, la inseguridad es uno de sus puntos débiles, ten en cuenta eso, preciosa — asiento creyendo en sus palabras mientras conduce a un barrio bajo
Bárbara.Sábado, 1, mayo, 2038.Miraba los árboles y el cielo desde el carro en movimiento, ya podía sentir la brisa salada de la playa, el ritmo de la música que transmitía la radio del carro me hacía sentir estar en una película por más tonto que sonaba.Un roce en la pierna me hace dejar de ver el paisaje y mirar a Milán conduciendo, me sonríe y le sonrío, miro por el retrovisor y los chicos duermen, suspiro e intento dormir un rato mientras llegamos a nuestro destino.— Bar… — abro un ojo mirándolo — Ti amo…— Anche io ti amo molto, Milán — sonríe tomando mi mano y la besa sin dejar de mirar al frente — Me siento culpable… — me mira y vuelve a mirar la carretera negando.— No tienes la culpa de que George arriesgara su vida por la tu
Último capítulo