Bárbara
Cole comía una paleta de caramelo mientras el doctor le cosía la frente dejándole tres puntos gracias al golpe que se dio, me encontraba angustiada y asustada tanto por lo que le había pasado a mi pequeño como el encuentro con Milán en ese pequeño accidente, debia tranquilizarme de una u otra manera.
— Eres un buen chico. — Le felicitaba el doctor que aparentaba unos 30 años, aunque a Cole no le haya dolido cuando le cosieron la herida a mí me parecía dar de todo.
— Ay mi niño, ¿Cuántas veces te tengo que repetir que uses cinturón de seguridad?
El doctor se reía por la mueca que hacía, igualita a la de... Dios, no puedo ponerme así de la nada, tengo novio y debo respetarlo, es mas ya debe de estar casado e incluso tiene hijos y...
— Señorita... — Niego y