CAPÍTULO 8.
Paul.
—¡No me toques! —gritó Jessica en cuando la tomé del brazo y salimos de la habitación de Dalana.
Literalmente todo esto se me salió de las manos en cuanto Jessica hizo ese comentario y luego la respuesta de Dalana, todo paso en tan solo minutos que no tuve idea de que hacer o decir.
—Ve a mi habitación y espérame ahí —dije con tono firme.
Jessica soltó una risita y negó con la cabeza.
—¿Enserio vas a entrar a su habitación y hablar con ella cuando deberías estar consolándome a mí? —preguntó.
—A la habitación —ordené y ella no tuvo de otra que hacer lo que le pedí.
Solté un suspiro y giré nuevamente la perilla de la puerta de Dalana y lo primero que vi es que se encontraba en su cama con su mirada en la pared frente a ella. En ese momento me pregunté que estaría pasando por su cabeza ojalá no se tratara de abandonar el trabajo porque realmente la quería aquí.
Sus ojos dieron a los míos y antes de que yo fuera el primero en hablar ella lo hizo.
—Lo siento, me deje llevar por la ir