Fernando
Nunca creí que llegaría este día.
Había algo en las puertas de vidrio del centro, recién abiertas, que me revolvía el estómago. No por nervios. Era más profundo. Más real. Era la sensación de estar parado en un sueño, y que ahora tenía paredes, ventanas, personal contratado y un cartel en la entrada: Centro de Rehabilitación Emiliano, en memoria de aquel hermano que Valeria perdió, y que con su ausencia nos había dado un propósito.
El cartel brillaba bajo el sol matutino. Las letras doradas contrastaban con el fondo blanco, sobrio pero elegante. Había sido idea de Valeria que fuera simple. "Emiliano no era de ostentaciones", me había dicho mientras revisábamos los diseños. "Le habría gustado algo que hablara por sí mismo."
A mi lado, ella respiraba hondo, igual que yo. Había dormido poco la noche anterior, repasando listas, detalles del catering para el equipo, confirmaciones de última hora. La había escuchado levantarse a las tres de la madrugada para revisar que las habitac