Capítulo 66

Al día siguiente, Nora llega a la cafetería con media hora de antelación. El lugar está tranquilo a esa hora de la mañana; las mesas de madera están casi vacías, y el murmullo de la máquina de café llena el ambiente con un aroma reconfortante. Pide dos cafés y un pequeño plato con galletas de avena. Intenta aparentar calma, pero el movimiento nervioso de su pie delata su impaciencia.

El detective Heard aparece veinte minutos después. Un hombre alto, de cabello rubio cortado al ras, ojos verdes oscuros y un porte que delata sus años de disciplina militar. La detecta de inmediato y camina directo hacia ella.

—Señora Wyckham, buenos días —saluda con voz firme, inclinando levemente la cabeza antes de sentarse frente a ella—. Lamento llegar tarde.

—En realidad, yo llegué hace unos minutos —responde Nora con una pequeña sonrisa—. Me tomé la molestia de pedirle un café.

—Muchas gracias —agradece él, tomando la taza con naturalidad. La observa un instante, quizá calibrando su esta