21

Nora giró hacia ella, con lágrimas resbalando por sus mejillas y un temblor en los labios.

—Prima… no sé de qué hablas. Ustedes son mi familia. Acepté este matrimonio solo porque insistieron… y ahora me culpas de lo que está pasando.

Un murmullo nuevo recorrió el salón, pero esta vez cargado de reproche hacia Ariana.

—Es su prima… y está ciega… ¿cómo puede acusarla así? —susurró una señora en una de las mesas.

—Alguien se ha aprovechado de esa pobre muchacha y la acusan de maquinar un plan tan complejo —secundó un hombre más atrás.

Ariana sintió esas miradas clavarse como cuchillos, mientras Nora, con aparente fragilidad, bajaba la cabeza… ocultando la sombra de una sonrisa que nadie vio.

El murmullo de los invitados se hizo más denso cuando el abogado dio un paso adelante.

—Señorita Redstone —repitió Serafín Wilmore, su voz firme como mármol—, debe acompañarme para encontrarse con mi cliente.

Porfirio dio un paso hacia él, el ceño fruncido.

—Quiero ver la evidencia de esa supuesta