María Robles (Varios años atrás)
El viaje fue silencioso, el hombre dueño de esa casota, no hablaba mucho, estaba perdido en su móvil, miraba las fotos de una muy bonita mujer, se veía más joven que él, pero dicen que así son los hombres ricos.
Ellos normalmente se enamoran de mujeres bellas y jóvenes. Alcanzó a ver las fotos de un niño, creo que se percata de lo que estoy haciendo, cierra su móvil y yo finjo ver el paisaje, definitivamente si caminamos muchísimo por la costa.
Poco a poco vamos viendo lugares que reconocíamos. Cuando llegamos a donde los estaban los padres de Mago, le pedimos que nos baje y suelto un suspiro al ver que el hombre amablemente baja y nos abre la puerta.
- No deberían andar en lugares solitarios a altas horas de la tarde, puede ser peligroso. -dice y me entrega una tarjeta.
¿Por qué hace eso? ¡No lo sé! Pero sin decir más, la acepto y nos vamos, no sin antes agradecer el que nos haya devuelto a un sitio conocido, sanas y salvas.
Al poco rato nos en